Tú eres el jardín de Jesús (Jesús Adrián Romero)

Así como el lugar de intimidad debe ser un lugar cómodo para nosotros, también el lugar de intimidad espiritual necesita ser cómodo para el Señor.

Él se ha tomado la libertad de adecuarlo para que sea un lugar digno para Él. En ese lugar de intimidad espiritual que es nuestro corazón, Dios plantó un precioso jardín del cual desea pasearse. El jardín del cual Adán y Eva fueron expulsados por su pecado, ahora fue plantado en nuestro corazón. El deseo de Dios es pasearse en él cada día y platicar con nosotros, como lo hacía diariamente con Adán y Eva antes de su caída.

Él plantó ese jardín y ahora nosotros debemos adaptarlo a las necesidades del Señor.
¿Qué es lo que el Señor necesita en el lugar en que mora?

Cuando Dios le dio instrucciones a Moisés para que construyera el tabernáculo, el lugar donde el Señor habitaría, le dijo: “Y harán un santuario para mí y habitaré en medio de ellos” (Exodo 25:8).

La palabra “santuario” significa “lugar separado” o “lugar santo”. El requisito para que el Señor habite en tu corazón es que éste se convierta en un santuario. El ahora no habita en templo hecho de manos. Nosotros quisimos ponerlo allí. La presencia del Señor hoy se encuentra en el lugar donde estamos; ya que nosotros somos su templo (1° Corintios 6:9). El jardín del Edén no sólo fue hecho para Adán y Eva lo disfrutarán, Dios también lo disfrutaba.

Dentro del jardín que Dios plantó en nuestro corazón, Dios ha hecho correr ríos de agua viva. El Espíritu de Dios es el agua de vida. Agua que sacia, refresca y purifica y limpia.
Diariamente el Espíritu Santo limpia nuestro corazón para que el Señor pueda morar en él.

Tomado del periódico “La Luz” Lima – Perú Año XII Número 51